2.5. GESTIÓN Y PREVENCIÓN DE ERRORES
Partiendo de la máxima de que es necesario
adelantarse a los errores que el usuario puede cometer en el uso de una
interfaz, desgraciadamente en muchos sitios no se utilizan las tecnologías
adecuadas, ni se hace una definición adecuada de las diferentes tipologías de
errores a las que un usuario puede enfrentarse.
Una de las mayores frustraciones que un
usuario puede llegar a tener en el uso de una interfaz, es que ésta, no esté
correctamente preparada para tolerar los errores más comunes que un usuario pueda
cometer en diferentes escenarios. No hay más que darse una vuelta por Internet
y ver las diferentes respuestas que dan algunos sistemas ante diferentes
situaciones en las que un usuario comete un error de forma involuntaria, o peor
aún, provocado por una deficiente definición.
Una correcta gestión de los errores no suele
ser una de las grandes prioridades en el desarrollo de un producto, ya que en
la mayoría de las ocasiones se da prioridad a otros conceptos, relegando a los
errores a posiciones de menor importancia.
Entonces, son los equipos de desarrollo los
que definen los posibles errores y los mensajes que obtiene el usuario. GRAN
ERROR. Este trabajo es tarea del Consultor de Definición (o Analista) y del
Diseñador de Interacción. Los desarrolladores deben desarrollar en base a las
especificaciones dadas por ellos.
Algunas guidelines básicas a tener en cuenta y
que pueden ayudar a prevenir y gestionar los errores de forma adecuada:
1. Tipificar
los errores o mensajes creando grupos lógicos:
Si identificamos varios tipos errores o
mensajes que pueden considerarse similares, tipificarlos o agruparlos es una
buena manera de dar consistencia y orientar al usuario cuando éstos se
producen.
2. Prevenir
el error antes de que se produzca:
Identificar todas aquellas situaciones en las
que un usuario podría cometer un error y adecuar el diseño para que éste no se
produzca.
3. Crear
ayudas contextuales:
Donde no sea posible prevenir un error, debe
existir una ayuda o instrucción contextual que aclare cómo se ha de realizar la
acción.
4. Contextualizar
el mensaje de error:
Los mensajes de error, cuando se produzcan,
deben ser sensibles al contexto en el que el usuario se encuentre en ese
momento, huyendo de mensajes genéricos. Cuanto más concreto, mejor.
5. Redactar
el mensaje de error de forma adecuada:
Utilizar un lenguaje directo, cercano y
comprensible, huyendo de los mensajes abstractos o técnicos, como por ejemplo
“Error 42845: no se ha encontrado el usuario.”
6. Ofrecer
alternativas cuando el error se produce:
Si el error llega a producirse no hay que
limitarse a dar un buen mensaje de error contextualizado, sino que también hay
que ofrecer alternativas funcionales al usuario para que continúe en su tarea y
encuentre lo que busca.
7. Tolerancia
de los motores de búsqueda a los errores tipográficos:
Uno de los errores más frecuentes es que el
usuario cometa un error involuntario al escribir una cadena de búsqueda. El
sistema debería contar con la tecnología adecuada para tolerar estos errores
cometidos por el usuario de forma involuntaria y sugerir las alternativas más
probables.
La correcta gestión de estos errores es una de
las claves para que los usuarios utilicen un sistema de forma eficiente y no
abandonen una tarea por no tener alternativas o ayudas que le faciliten
conseguir su objetivo.
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